«Tenemos en nuestra sociedad tres clases de hermanos: los novicios o aprendices, los compañeros o profesos, los maestros o adeptos…. A los primeros se les enseñan las virtudes morales o filantrópicas, a los segundos las virtudes heroicas o intelectuales, a los últimos las verdades sobrenaturales o divinas» (El caballero Ramsay, carta dirigida al Marqués de Caumont en 1737).