La tradición masónica, nos dice A. Gallatin Mackey, es que el piso del Templo de Salomón estaba decorado con el pavimento mosaico de piedras blancas y negras, aun cuando no existen pruebas históricas para aceptar esto como un hecho. Samuel Lee, en su diagrama del Templo, no solamente representa los pisos del edificio, sino todos los patios exteriores cubiertos con este piso.
Según C.W. Leadbeater, el pavimento de mosaico simboliza la diversidad de seres, tanto animados como inanimados, que decoran y ornamentan la creación, pero además de esto significan el entrelazar por doquiera, del espíritu y la materia. No hay vida sin materia, ni materia sin vida.
Es, en definitiva, un símbolo de la multiplicidad engendrada por la dualidad, integrada por los pares opuestos que constantemente se encuentran el uno cerca del otro; el día y la noche, el sueño y la vigilia, la luz y la oscuridad, la alegría y la tristeza, el éxito y el fracaso, lo bueno y lo malo y muchos otros.
En el Manual del Aprendiz, de Aldo Lavagnini podemos leer lo siguiente: “El pavimento mosaico es un hermoso emblema de la multiplicidad engendrada de la dualidad, constituida por los pares de opuestos que se encuentran constantemente el uno cerca del otro: el día y la noche, la oscuridad y la luz, el sueño y la vigilia, el dolor y el placer, las honras y las calumnias, el éxito y la desilusión, la dicha y la desdicha. Sobre estos opuestos, que se hallan sobre todos los caminos y en todas las etapas de nuestra existencia, el iniciado que ha gustado la Copa de la Amargura debe marchar con ánimo sereno e igual, sin dejarse exaltar por las condiciones favorables, ni reprimir por las apariencias desfavorables.”
Nos orienta, este piso de mosaicos entrelazados, a percibir el verdadero sentimiento de hermandad, que existe entre los Masones, y también la armonía de juicio que los orienta para juzgar a sus semejantes con iguales derechos y deberes.
Juan Carlos Daza, define el cuadrado blanco como el emblema del alma pura del iniciado, y el negro, como la representación de los vicios y las pasiones a que está sujeto el profano.
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