jueves, 2 de mayo de 2024

Antimasonería y masofobia

 Trazado de Isidro Toro Pampols .·.

 

Antimasonería. Dictadores fascistas.

Usualmente hablamos de la masonería como orden fraternal y filantrópica que tiene por objetivo coadyuvar en la formación individual como ser de Luz y ser útil a la sociedad.  

La masonería desde tiempos inmemoriales ha tenido adversarios, algunos tenaces, que manifiestan un odio abierto a la fraternidad, otros lo muestran en distintos grados.


 Visto así, la antimasonería hace referencia ya sea a la desconfianza, a la crítica injustificada, a la oposición, a la discriminación, a la represión o a la persecución de la francmasonería.

La oposición a la Institución masónica puede referirse en cuanto forma de organización, o bien poner el acento en una característica pretendidamente negativa de sus principios.

Lo cierto es que la oposición más visible contra la masonería es y ha sido aquella que, proviniendo desde las estructuras próximas al poder, sean estos civiles, militares o religiosos, o desde el poder mismo, apremia su prohibición, persecución e incluso sanciones hasta con pena de muerte a los miembros de la Orden.

Así que los adversarios radicales se sitúan en el campo de la masofobia.

La masofobia es el odio a la Masonería y a sus principios que, como pilares fundamentales, conducen a una vida más fraternal entre los seres humanos, tolerando todas las creencias y opiniones íntegramente profesadas.
La masofobia tiene dos orígenes claros.

Por un lado, el integrismo, que rechaza la postura masónica de apostar por el valor de una espiritualidad abierta y tolerante con el semejante; por el otro, el totalitarismo, que rechaza la llamada masónica al librepensamiento y la igualdad fraternal del género humano.
En la primera mitad del siglo XX, la masofobia de los distintos totalitarismos provocó una asechanza de la Institución en todos los países de Europa, con la excepción de las islas británicas y alguno de los países nórdicos.

España fue el persecutor más eficaz de todos en su propósito, sistemático en sus medios y prolongado en el tiempo.

La masonería fue acosada con saña por la dictadura falangista de Francisco Franco, hasta el punto de decretar su exterminio, al ser señalada como uno de los peores enemigos de España.

Es el único país del mundo donde se crearon tribunales específicos para la represión de la Masonería que, tras casi 30 años de funcionamiento, fueron suprimidos ante la supuesta evidencia de que no quedaban masones en España.

El Archivo de Salamanca, la colección de documentos masónicos incautados más extensa del mundo, sirvió para alimentar esa maquinaria. El Estado reconoció hace años ya la propiedad de todos ellos a la Gran Logia de España y la Masonería Española decidió que se queden dónde están, en el actual Centro Documental de la Memoria Histórica, para ayudarle en su propósito de que no se olvide dónde y porqué fueron acumulados. Cada papel, cada fotografía, cada ficha, cada acta se utilizó, con la fría eficacia funcionarial propia de los totalitarismos, para identificar y depurar a masones que defendían principios que hoy inspiran al mundo.

Franco en septiembre de 1975, en su último discurso desde el balcón del Palacio Real, en la Plaza de Oriente repitió su lapidaria sentencia contra el supuesto “contubernio judeo masónico”.

Muerto el dictador, apenas cincuenta días después, comenzó la transición hacia la democracia lo que supuso la legalización de todo lo que execraba el régimen totalitario: partidos políticos, sindicatos, cientos de confesiones religiosas, los derechos de reunión y manifestación, las autonomías… Pero no la Masonería.

La masonería hubo de esperar hasta mayo de 1979, y ello por sentencia de la Audiencia Nacional contra una insólita resolución del Ministerio del Interior denegando la inscripción en el registro de asociaciones.

En nuestro mundo moderno hoy, en las sociedades democráticas que amparan y protegen a la Masonería, las redes sociales registran a diario expresiones de masofobia y la persecución institucionalizada continúa siendo un hecho en una treintena de países del mundo dominados por el integrismo religioso o el totalitarismo político.

En distintos países de Europa algunos la presenta como una organización secreta y malvada. En 2005, el papa emérito Benedicto XVI dijo que la masonería “es pecado”, e igual, o peor, opinión ha expresado su sucesor, Francisco. Este señaló que “en esta tierra a finales del siglo XIX las condiciones para el crecimiento de los jóvenes eran pésimas. Esta región estaba llena de masones, comecuras, anticlericales y satanistas”, dijo el pontífice argentino en un encuentro con jóvenes en Turín, Italia, en septiembre del año 2015.

Semanas más tarde, una diócesis española suspendía a uno de sus sacerdotes por ser masón y una revista católica, Infovaticana, acusaba a la organización de matanzas y crímenes de todo tipo.

En el año 2018 el gobierno de Italia excluía a los masones del derecho de realizar ciertos contratos.

El Gran Maestro del Grande Oriente de Italia del momento, el Muy Respetable Hermano Stefano Bisi, compareció ante la Asociación de la Prensa Extranjera de Italia, la mayor organización de corresponsales extranjeros en el mundo, para llamar la atención sobre la cláusula de exclusión de la Masonería.

 "Es una cláusula antidemocrática y anticonstitucional porque no se puede impedir la libertad de participación en la vida pública a dedo por el hecho de pertenecer a una asociación.

Por este hecho hemos escrito al Presidente de la República, para que defienda el derecho de todos los ciudadanos italianos a pertenecer a una institución cultural y filosófica como la Masonería", explicó. 

La denuncia de la Masonería Italiana fue recogida por algunos de los medios de la prensa internacional, como el diario británico The Times o el francés Liberation.

La Gran Logia Nacional Francesa expresó, en su momento, su "dolorosa preocupación" ante "las incertidumbres que amenaza y enfrenta" la Masonería en Italia. "Tememos que esta amenaza se haga realidad y resuene en otros países de Europa y el mundo. Esperamos, sinceramente, que la Masonería Italiana y el Grande Oriente de Italia puedan defender su causa y demostrar el alto valor humano, moral y espiritual de la institución masónica", señaló la Masonería Francesa.

Afortunadamente en muchos países de Latinoamérica se respira aires de libertad en cuanto al libre ejercicio de asociarse.

Pero eso no es impedimento para dejar de estar alerta porque la aspiración autoritaria crece en torno al poder y siempre tendrá como adversario una institución que, sobre la base de la libertad de pensamiento, se manifiesta enemigo de la tiranía de la ignorancia y el oscurantismo.

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