Aunque no se utiliza en algunos talleres, es un símbolo que se retrotrae a los inicios de la Masonería Especulativa y en publicaciones de ese tiempo, inicios del siglo XVIII, nos refiere sobre la costumbre de los hermanos de entonces, de hacer trazos o dibujos sobre el piso, fáciles de borrar, para demarcar sus logias con variaciones acordes con el grado en que estaban trabajando.