Los Aprendices, son sometidos al Silencio, para conservar las costumbres de los antiguos misterios, pues por no estar en capacidad de expresarse por sí mismos, deben siempre hacerlo a través del Segundo Vigilante, quien una vez en conocimiento de lo que se intenta expresar, lo informa al Venerable Maestro, para que autorice el uso de la palabra.