La mayoría de los documentos históricos que afloran después del texto fundacional de Anderson y Désaguliers, son intentos de burla, de desprestigio de la orden o de abierta acusación por los más terribles y obscenos crímenes imaginables. Una prueba de ello es la famosa Masonry Dissected, de Samuel Prichard. Probablemente éste es el primer documento antimasónico del que se tiene constancia.