Mario Alberto Urquía Carreño, quien fungía como Gran Maestro de la masonería en Cuba pese a un creciente malestar en su contra, presentó finalmente su renuncia este 18 de agosto, después de al menos siete meses de intensas disputas dentro de la comunidad masónica de la isla.
En cuanto a las razones detrás de su dimisión, Urquía Carreño indicó que en la institución masónica existe “una incompatibilidad en criterios en la correcta aplicación e interpretación de nuestras leyes”, lo que ha llevado a que “las opiniones en nuestras Logias se encuentran divididas en cuanto al correcto proceder”.
La renuncia se produjo tras una reunión con más de un centenar de masones en la Gran Logia de Cuba, encuentro convocado por el propio Urquía.
Mario Urquía aceptó dimitir y en su lugar fue nombrado el Diputado Gran Maestro Maykel Filema, quien tendrá la tarea de convocar a elecciones en la próxima sesión de Alta Cámara, programada para septiembre.
Antecedentes
Los problemas comenzaron con la misteriosa desaparición de 19,000 dólares de la oficina del Gran Maestro, suceso que culminó con su expulsión de la Orden.
A pesar de eso el Ministerio de Justicia de Cuba, en un acto de injerencia permitido por las leyes del país, no reconoció la expulsión y restituyó a Urquía en su cargo en menos de tres meses.
Ese hecho provocó una masiva protesta de masones a las afueras de la oficina del Gran Maestro el pasado 23 de julio y llevó a que decenas de logias se insubordinaran.
En días recientes Mario Urquía se había pronunciado en un video explicó que el dinero robado pertenecía al Asilo Nacional Masónico y abordó las acusaciones que se han vertido en su contra, incluidas las de traición y robo.
Urquía Carreño negó categóricamente ser responsable del robo y aclaró que el documento policial que firmó, comprometiéndose a devolver el dinero, no implicaba admisión de culpa.
El Gran Maestro también cuestionó el comunicado inicial emitido por el Patronato del Asilo Nacional Masónico, calificándolo de "incriminatorio".
A pesar de su intención de permanecer en el cargo, Mario Urquía finalmente ha tenido que ceder a la presión para que renunciara.
Foto fuente externa. Mario Urquía (i) y Gran Templo Masónico de Cuba (d)
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