La palabra kairós, hunde sus raíces en la antigua Grecia, para referirse, como concepto, de la filosofía griega que representa un lapso indeterminado en que algo importante sucede. Su significado literal es «momento adecuado u oportuno», y en la teología cristiana se lo asocia con el «tiempo de Dios».
La principal diferencia con Tiempo o Crono es que, mientras Kairós es de naturaleza cualitativa, Cronos es cuantitativo.
Éste último vendría a significar también tiempo, como hemos señalado, tendría un peso cuantitativo; además, en la mitología griega está íntimamente unida a Crono, primera generación de titanes que derrocó a su padre Urano y gobernó hasta que fue derrocado; se le solía representar con una hoz o guadaña, la que usó como arma para castrar y destronar a su padre, Urano.
Como dios, Kairós era semidesconocido, mientras que Cronos era la divinidad por excelencia de la época, siendo a veces asociado como el hermano y otras como el hijo de Tiempo.
Los griegos tenían dos palabras para el tiempo: Chronos y Kairós. Chronos es el tiempo lineal, que se mide con el reloj. Kairós es el momento justo, no el tiempo cuantitativo sino el tiempo cualitativo de la ocasión, la experiencia del momento oportuno.
El poeta Calímaco, considerado el padre de la biblioteconomía por haber creado el primer "catálogo" con el contenido de la Biblioteca de Alejandría: los Pínakes, nos habla de una estatua obra del escultor Lisipo, de hermosa manufactura, situada en el Ágora de la ciudad de Sición, la que describe que tenía rizos que le caían sobre la frente, mientras que la parte posterior de su cabeza estaba rapada, solo con los primeros indicios de pelo. Esto es una alegoría que indicaba que es fácil de atrapar cuando se acerca, sin embargo, cuando ha pasado, el momento de la acción también ha expirado, y que, si se descuida la oportunidad de Kairós, no se puede recuperar.
Se lo representa con un par de alas, portando una afilada navaja o una balanza desequilibrada en su mano, porque el equilibrio no es su virtud. Con pies alados, como Hermes, esta divinidad rápida que va y viene, une dos mundos en un solo momento.
Para los sofistas, hábiles con la retórica, recurrían a kairós como recuerdo que debemos adaptarnos y aprovechar las circunstancias cambiantes y contingentes. En este sentido, kairós es «el momento adecuado para hacer algo».
Así, el político y orador ateniense Isócrates escribe que «las personas educadas son aquellas que manejan bien las circunstancias que enfrentan día a día, que poseen el juicio que es preciso en ocasiones especiales o reuniones que puedan surgir, y rara vez pierden el curso oportuno de la acción».
Para filósofos de nuestra época como el francés Gilles Deleuze es «un Momento-lugar único e irrepetible que no es presente sino siempre está por llegar y siempre ya ha pasado. Que nos sobrevuela.»
Definitivamente el Kairós es el tiempo de lo admirable.
ITP .·.
Bibliografía
.- Kairós, el tiempo de la sorpresa. https://www.diocesismalaga.es/pagina-de-inicio/2014053432/kairos-el-tiempo-de-la-sorpresa/
.- Wikipedia
Figura, fuente externa: Detalle de un fresco de Francesco Salviati en el que se aprecia a Kairós.
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