Los trabajos masónicos en el taller deben estar “A Cubierto” de la indiscreción de los profanos y esta constituye una condición indispensable para que una Logia pueda iniciar sus labores. De ello se ocupa en Primer Vigilante por medio del Guarda Templo Interior y el Segundo Diacono.
Juan Carlos Daza, por su parte, nos dice que “esta expresión tiene sus raíces en la antigua forma de las logias, en las cuales había tres ventanas, pero ninguna puerta, efectuándose su entrada por la cubierta o tejado, en el que se quitaban unas cuantas tejas para entrar, y cuando se encontraban todos los obreros dentro, la volvían a cubrir”. De allí la expresión del Venerable Maestro, al solicitar al Primer Vigilante, que se cerciore si la Logia está debidamente cubierta.
Un Taller para iniciar sus trabajos los hermanos deben ir con la firme determinación de dejar fuera del Templo todo cuanto pueda impedir que esta se encuentre verdaderamente “a cubierto” en el momento de abrir los trabajos del Taller. Lo que significa que estar “a cubierto” no es solamente de la indiscreción de los profanos, sino de cualquier perturbación a lo interno del masón quien debe estar Al Pie y al Orden emocional y espiritualmente para que la Tenida sea una verdadera cadena fraternal y el egregor sea positivo en sus resultados.
Es tan importante tener bien claro este concepto, que podríamos decir sin temor a equivocarnos, que una Logia en pleno trabajo masónico no se encuentra a cubierto, cuando quienes allí se reúnen, profanan lo respetable de todo cuanto en una Tenida se realiza, una vez que el Venerable Maestro hace el llamado para la apertura del trabajo logial. Utilizar el teléfono, dormitar, sentarse con una postura que no corresponde con el sagrado acto que se realiza, indican que lo profano se encuentra a lo interno de algunos hermanos y el Taller no está “a cubierto”.
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