miércoles, 18 de septiembre de 2024

María José Turrión: «Sin las masonas no se puede entender el feminismo en España»

 

María José Turrión

Historiadora y exdirectora del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, María José Turrión interviene mañana, en la Casa Museo Pérez Galdós, en el seminario ‘La Masonería Filosófica en la España de la Restauración’ con una charla sobre masonería femenina.


¿Qué importancia tienen seminarios de estudios masónicos como este de ‘La Masonería Filosófica en la España de la Restauración’ en la divulgación de la memoria histórica de España?

La realización de estas jornadas y otras similares en torno a un pasado invisibilizado por años de dictadura, como es el de la masonería, se hacen necesarias para restituir la historia desconocida y vilipendiada de la Orden de los masones y masonas, y también nos ayuda a conocer quiénes somos en función de los que fueron, a forjar nuestra identidad social. La dictadura ha impedido conocer y valorar a grandes figuras que pertenecieron a la masonería. Las identidades truncadas, las referencias perdidas, afloran poco a poco entre la memoria y la historia y nos permiten conocer quiénes, fueron los que se situaron al lado del fascismo y quienes dieron sus vidas en defensa de la democracia. A eso le llamamos memoria y, cuando la memoria la fundamentamos en testimonios, ya sean escritos u orales, lo llamamos historia. Tanto la memoria como la historia cumplen una función social de gran importancia.

¿Qué papel desempeña la masonería femenina en la España de la Restauración, la época de mayor auge de la masonería?

Aunque todavía faltan piezas del puzzle de la masonería femenina de la Restauración, podemos hablar de la existencia de dos tipos de masonas. Una apegada a las tradiciones, que no confronta el sistema patriarcal y que centra su misión en el papel de la caridad y la beneficencia. En este grupo estaría Mercedes Vargas Chambó, de la logia Constante Alona de Alicante, quien a pesar de fomentar la instrucción de las mujeres, la situaba en espacio subalterno al del hombre. Y un segundo grupo donde encontramos a las grandes figuras intelectuales de la época, y que de manera individual o con sus compañeras, lucharon por la construcción de un mundo más científico, racional, librepensador, feminista y republicano. Son masonas que entendían al ser humano como uno, hombre o mujer, con los mismos derechos. Nombres como Rosario de Acuña, Ángeles López de Ayala, Amalia Carvia Bernal y su hermana Ana, Belén Sárraga, Consuelo Álvarez Pool, Clara Campoamor, Carmen de Burgos, o Consuelo Berges son las grandes estrellas de la constelación masónica femenina. Todas fueron grandes feministas y algunas se enfrentaron a penas de cárcel por defender sus ideas ante la sociedad patriarcal y ultracatólica de la época.

¿Tiene la masonería femenina un carácter propio, independiente de la masculina, en la Restauración?

La masonería tiene como fin el bien de la humanidad y la fraternidad universal y en eso masones y masonas coinciden. La caridad va en el ADN del masón y de la masona y su camino hacia el perfeccionamiento se ve en ambos. Pero la masonería femenina, en un mundo patriarcal y carente de derechos como era el femenino en la época de la Restauración, tenía que empezar por reivindicar sus propios derechos, los mismos que los hombres por el mero hecho de serlo ya poseían. Estas mujeres, feministas y protofeminsitas, tuvieron que conquistar por ejemplo el derecho de acceso a la universidad, vetado para ellas hasta 1910. Les tocó luchar por poder ingresar y trabajar en la función pública, por poder ser elegidas en las administraciones locales y provinciales y por el derecho al voto, que solo se obtuvo tras larga lucha en el año 1931, gracias a un empeño y un discurso magistral de la masona y diputada Clara Campoamor en el Congreso de los Diputados, así como del trabajo previo de otras masonas y no masonas.

¿Qué elementos o características la definen y la diferencian de la masculina?

A diferencia de sus compañeros, la mujer masona de esta época fue objeto de escarnio y de mofa; el clero las comparó con prostitutas y a los talleres como burdeles. Cuanto más elevadas eran intelectualmente, los ataques hacia ellas fueron mayores; muy graves fueron por ejemplo los emitidos hacia Rosario de Acuña, la dama del librepensamiento. Muchas de estas masonas, reivindicativas que crearon asociaciones femeninas y feministas, murieron en completa soledad y pobreza, alejadas de los centros urbanos y visitadas solo por amigos: Rosario de Acuña, Ángeles López de Ayala, Amalia Carvia… aquí en Canarias en La Palma, murió Leocricia Pestana en absoluta soledad. Frente a sus compañeros, que en su mayoría eran propietarios, del comercio o empleados, ellas pertenecieron al mundo intelectual (profesoras, maestras, escritoras, abogadas) y del arte (arpistas, líricas, músicas y actrices) pues el camino que la masona perseguía era el intelectual.

¿Qué relación histórica existe entre masonería y feminismo en España?

No se puede entender el feminismo en España sin la obra y actividad de estas masonas. Mediante mítines, tertulias, artículos de prensa o conferencias, fueron abriendo un sendero de feminismo e igualdad de género y social de manera brillante, fueron grandes oradoras que trajeron de cabeza a los sectores ultras; hasta el punto que algunas de ellas fueron presas por sus escritos como Ángeles López de Ayala, Belén Sárraga o Rosario de Acuña, que huyó a Portugal cuando fue cursada una orden de búsqueda y captura. Rosario de Acuña pensó que el siglo XIX sería reconocido por ser el emancipador de las mujeres, lo que da idea de hacia donde caminaba la España liberal de finales del siglo y comienzos del XX y de la fractura que supuso, para los derechos de las mujeres y las libertades públicas, el golpe de Estado de 1936 y el posterior régimen dictatorial de Francisco Franco.

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