
La Ciudad de York,
situada en la parte norte de Inglaterra, es célebre por sus relaciones
tradicionales con la Masonería en este reino. Ningún otro tópico en la historia
de la Francmasonería o ha sido objeto de mayores discusiones, que los
pretendidos hechos de la existencia de ésta en el siglo X en la ciudad de York
como punto prominente, de la formación allí de una congregación, de la
hermandad en el año 926, de la organización de una asamblea general y la
adopción de una Constitución. Durante todo el siglo pasado (siglo XVIII) y la
última parte del presente (siglo XIX), la Fraternidad en general ha aceptado
todas estas afirmaciones como partes genuinas de la verdadera historia; y los
adversarios de la Orden las han rechazado, con la misma carencia de distinción,
como un mito; mientras que unos cuantos sinceros investigadores de la verdad no
han podido determinar qué parte era histórica y qué parte legendaria.
Recientemente, con el descubrimiento de muchos antiguos manuscritos, la labor
de algunos discípulos como Hughan, Woodford, Lyon y otros, ha estado encaminada
al examen crítico de la primitiva historia de la Masonería, y la de York ha
ocupado particularmente su atención.