En el Secreto
Masónico, de Aldo Lavagnini leemos lo siguiente: “Todos tenemos, pues,
indudablemente el mismo tiempo:
sobre este punto no puede haber desigualdad o injusticia ninguna entre los
hombres. Pero, del empleo más sabio y equilibrado que cada cual sepa hacer de
las 24 horas que diariamente se le proveen, depende mucho de lo que suele
llamar fortuna, además del éxito y de la prosperidad individual. Por lo tanto,
es de la mayor importancia aprender el uso constructivo y mejor de cada una de
esas 24 pulgadas de la regla diaria, sin exceder en ninguna intemperancia, que
siempre nos robaría alguna buena oportunidad...Todo exceso, y toda falta de
equilibrio en el uso más armónico de esas 24 horas, es de por si una
intemperancia, y en nuestra vida la causa de alguna imperfección, así como de
todo fracaso”.